Por Valentina Castañeda Torres, investigadora de EXPEDICIONES
Análisis a la noticia de actualidad “El germen del acoso escolar está en que no tratamos bien a nuestros hijos” escrita por Carolina García luego de entrevistar a la experta en el tema Tania García
La carencia de humanidad - en este tiempo - es realmente preocupante, no solo se ha perdido el respeto por el otro, sino por sí mismo.
Las tendencias actualmente se dirigen en su mayoría a desarrollos tecnológicos, modelos de comunicación basados en redes sociales, poca presencia de las personas y en su lugar, un gran protagonismo de las máquinas. Este evento, ha ocasionado un olvido por lo esencial, una ausencia de lo real, poco valor por lo simple, el deterioro de lo realmente importante: el núcleo de la sociedad, la familia.
Inevitablemente, restarle importancia a la familia como institución y lo que se gesta en ella: valores, principios, pensamiento crítico, capacidad de tomar decisiones; ha permeado otros espacios como las escuelas y universidades. Sin duda, el sujeto que asiste a las aulas de clase es producto no terminado, pero si inspirado por el ejemplo visible en casa.
Consecuentemente y con base en mi visión como estudiante, cada día presencio acoso escolar en el colegio y muchas de las personas con quienes interactúo a diario, tales como estudiantes y maestros, queremos hacernos los ciegos ante la situación fingiendo que nada pasa y tomando algunos actos como bromas entre compañeros. Realmente pienso que debemos ir más allá y saber que lo que quizás a mí no me molesta al otro puede afectarle enormemente, sin contar con la guerra que esta persona puede estar viviendo en casa o fuera del ambiente escolar, y que de ser agresor - haciendo referencia al maltrato escolar - podría explicar su comportamiento.
Al investigar y reunir cifras que se encuentran documentadas en el sitio Web teinteresa.es, me doy cuenta qué alrededor de 24 millones de niños y jóvenes anualmente sufren de acoso o maltrato por Bullying, ya sea físico, psicológico, verbal e incluso virtual. Además de esto, según la organización británica “Beat Bullying”, el 78% de los adolescentes se suicidan a causa de acoso, la mayoría de los casos se registran entre los 13 y 18 años.
A pesar de que las campañas que se realizan en los colegios e incluso en colaboración con marcas e instituciones, las estadísticas en lugar de disminuir aumentan; esto hace concluir que dichos esfuerzos no han sido muy efectivos. Entonces, la pregunta que me surge es: ¿Qué está ocasionando el acoso y por ende el suicidio en los niños y adolescentes?
La experta Tania García me sumerge en su postura y expresa con toda seguridad que "el germen del acoso escolar está en que no tratamos bien a nuestros hijos". Hay quienes como yo apoyan esta visión; sin embargo, otros tantos, prefieren evadir toda responsabilidad y culpar a otras familias sobre lo que les pasa en la suya, en lugar de primeramente analizar si quizás desde su papel, no han hecho el suficiente acompañamiento a sus hijos.
Muchas veces los padres gritan, usan los golpes y otras formas de corregir errores que no son las adecuadas, esto hace que la violencia se normalice mostrándose como un acto para reprender a una persona que no hace "lo correcto" o lo que fue estipulado por una expectativa social. Este tipo de situaciones de violencia también las podemos encontrar hacia las mujeres, hacia personas con capacidades especiales, y en general, en grupos desprotegidos, en los cuales no hay igualdad ni inclusión social.
Estos actos pueden afectar gravemente la formación y desarrollo del niño, trayendo consecuencias en la adolescencia, ocasionando así baja autoestima y sentimiento de culpa. Según Tania, la manera correcta de educar un niño es desde el respeto, puesto que esto será altamente beneficioso no solo ayudando a su desarrollo, sino también a vivir con felicidad y armonía con sí mismo y por ende con los demás y su alrededor. También permitirá que crezca con bases fuertes, para saber lo que merece y darse su valor haciéndose respetar con empatía ante cualquier acto de violencia.
En conclusión, el vivir día a día con personas diferentes y que nos aporten cosas que quizás no sabíamos es sano para el desarrollo, pero para esto debemos tener unas bases desde el hogar que nos puedan ayudar a vivir aceptando la diversidad y el hecho de que la otra persona merece respeto, al igual que cada uno de nosotros. La familia, pienso, es el entorno dentro del cual creamos expectativas de vida y nos fijamos metas que su alcance depende de lo que se inculque en nosotros.
Fuentes